El PNUMA, el programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, define la economía verde como “aquella que logra un mayor bienestar humano y la equidad social, reduciendo significativamente los riesgos ambientales y la escasez de recursos ecológicos”.
La responsabilidad de aceleradoras como POLO positivo y de empresas como nuestros socios promotores es fundamental en este proceso de eficiencia económica. La sostenibilidad es y debeser uno de los pilares fundamentales sobre el que se sustenten todas las acciones de innovación. Así lo muestran iniciativas como el Programa Hogares Verdes, de Fundación Caja de Burgos, los proyectos de aviación sostenible de Aciturri, el Certificado de Huella de Carbono que recientemente ha recibido Gonvarri, la implicación en el desarrollo del hidrógeno como sustituto de los combustibles fósiles de Hiperbaric y el compromiso de Pascual por formatos sostenibles y compostables.
Las señales de alerta que está lanzando el planeta posicionan al proceso de descarbonización de la economía como uno de los principales retos a los que nos enfrentamos como sociedad global. Los combustibles fósiles han tenido un papel fundamental para el desarrollo de las sociedades, pero la necesidad de desarrollar tecnologías que permitan el uso de energías renovables es urgente. Esta transición tiene que venir acompañada de un cambio de paradigma para que la conciencia colectiva interiorice los beneficios y que la oferta y la demanda vayan de la mano y no se pierdan recursos por el camino.
El 80% de los inversores buscan oportunidades de negocio basadas en la sostenibilidad
Sin embargo, la economía verde no se refiere solo a criterios medioambientales, ya que abarca una filosofía más amplia en la que se incluyen, además, criterios sociales. Conceptos como la RSC (responsabilidad social corporativa) o los criterios ESG (Environmental, social and governance) cobran protagonismo en este proceso de compromiso y responsabilidad con el entorno en un sentido más global.
Un estudio sobre la inversión sostenible publicado por el banco estadounidense Morgan Stanley apunta que el 80% de los inversores buscan de manera activa oportunidades de negocio basadas en la sostenibilidad como uno de sus pilares fundamentales. Más allá del noble compromiso, esta estrategia ha logrado que las empresas consultadas que han implementado programas de RSC hayan logrado incrementar un 20% sus ventas y que un 53% de los ingresos generados por 500 de las compañías más grandes de Estados Unidos proceda de iniciativas relacionadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible enunciados por la Organización Mundial de las Naciones Unidas.
